Jubileo de los jsvenes

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Un tmo mmo dice que esas reuniones para jsvenes que organiza el Papa como la que hizo en Roma, son sslo un pretesto para que se dediquen a las drogas, el alcohol y otras cosas peores. Quisiera que me dieran mas informasion para poder contestarle. muchas gracias. Raafael

-- Rafael Rammrez (bisagerno@usa.net), August 22, 2000

Answers

Ay, Chihuahua!
Que barbaridad!
Noticias! La verdad!

-- Perro Negro (pnegro@joven.org), August 22, 2000.

MENSAJE DEL SANTO PADRE A LOS JSVENES Y A LAS JSVENES DEL MUNDO CON OCASISN DE LA XV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

+La Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros; (Jn 1,14)

Muy queridos jsvenes:

1. Hace quince aqos, al terminar el Aqo Santo de la Redencisn, os entregui una gran Cruz de leqo invitandoos a llevarla por el mundo, como signo del amor del Seqor Jeszs por la humanidad y como anuncio que sslo en Cristo muerto y resucitado hay salvacisn y redencisn. Desde entonces, sostenida por brazos y corazones generosos, esta haciendo una larga e ininterrumpida peregrinacisn a travis de los continentes, mostrando que la Cruz camina con los jsvenes y que los jsvenes caminan con la Cruz.

Alrededor de la Cruz del Aqo Santo han nacido y han crecido las Jornadas Mundiales de la Juventud, significativos altos en el camino en vuestro itinerario de jsvenes cristianos, invitacisn continua y urgente a fundar la vida sobre la roca que es Cristo. ?Csmo no bendecir al Seqor por los numerosos frutos suscitados en las personas y en toda la Iglesia a partir de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que en esta zltima parte del siglo han marcado el recorrido de los jsvenes creyentes hacia el nuevo milenio?

Despuis de haber atravesado los continentes, esta Cruz ahora vuelve a Roma trayendo consigo la oracisn y el compromiso de millones de jsvenes que en ella han reconocido el signo simple y sagrado del amor de Dios a la humanidad. Como sabiis, precisamente Roma acogera la Jornada Mundial de la Juventud del aqo 2000, en el corazsn del Gran Jubileo.

Queridos jsvenes, os invito a emprender con alegrma la peregrinacisn hacia esta gran cita eclesial, que sera, justamente, el Jubileo de los Jsvenes. Preparaos a cruzar la Puerta Santa, sabiendo que pasar por ella significa fortalecer la propia fe en Cristo para vivir la vida nueva que Il nos ha dado (cfr. Incarnationis mysterium, 8).

2. Como tema para vuestra XV Jornada Mundial he elegido la frase lapidaria con la que el apsstol Juan expresa el profundo misterio del Dios hecho hombre: +la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros; (Jn 1,14). Lo que caracteriza la fe cristiana, a diferencia de todas las otras religiones, es la certeza de que el hombre Jeszs de Nazaret es el Hijo de Dios, la Palabra hecha carne, la segunda persona de la Trinidad que ha venido al mundo. Esta +es la alegre conviccisn de la Iglesia desde sus comienzos cuando canta el gran misterio de la piedad: Il ha sido manifestado en la carne; (Catecismo de la Iglesia Catslica, 463). Dios, el invisible, esta vivo y presente en Jeszs, el hijo de Marma, la Theotokos, la Madre de Dios. Jeszs de Nazaret es Dios-con-nosotros, el Emmanuel: quien le conoce, conoce a Dios; quien le ve, ve a Dios; quien le sigue, sigue a Dios; quien se une a il esta unido a Dios (cfr. Gv 12,44-50). En Jeszs, nacido en Belin, Dios se apropia la condicisn humana y se hace accesible, estableciendo una alianza con el hombre.

En la vigilia del nuevo milenio, renuevo de corazsn la invitacisn urgente a abrir de par en par las puertas a Cristo, el cual +a todos los que lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios; (Jn 1,12). Acoger a Cristo significa recibir del Padre el mandato de vivir en el amor a il y a los hermanos, sintiindose solidarios con todos, sin ninguna discriminacisn; significa creer que en la historia humana, a pesar de estar marcada por el mal y por el sufrimiento, la zltima palabra pertenece a la vida y al amor, porque Dios vino a habitar entre nosotros para que nosotros pudiisemos vivir en Il.

En la encarnacisn Cristo se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, y nos dio la redencisn, que es fruto sobre todo de su sangre derramada sobre la cruz (cfr. Catecismo de la Iglesia Catslica, 517). En el Calvario +Il soportaba nuestros dolores... ha sido herido por nuestras rebeldmas...; (Is 53,4-5). El sacrificio supremo de su vida, libremente consumado por nuestra salvacisn, nos habla del amor infinito que Dios nos tiene. A este proposito escribe el apsstol Juan: + tanto ams Dios al mundo que dio a su Hijo znico, para que todo el que crea en il no perezca, sino que tenga vida eterna; (Jn 3,16). Lo envis a compartir en todo, menos en el pecado, nuestra condicisn humana; lo entregs totalmente a los hombres a pesar de su rechazo obstinado y homicida (cfr. Mt 21,33-39), para obtener para ellos, con su muerte, la reconciliacisn. +El Dios de la creacisn se revela como Dios de la redencisn, como Dios que es fiel a sm mismo, fiel a su amor al hombre y al mundo, ya revelado el dma de la creacisn... !Qui valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha merecido tener tan grande Redentor!; (Redemptor hominis, 9.10).

Jeszs salis al encuentro de la muerte, no se retirs ante ninguna de las consecuencias de su ser con nosotros como Emmanuel. Se puso en nuestro lugar, rescatandonos sobre la cruz del mal y del pecado (cfr. Evangelium vitf, 50). Del mismo modo que el centurisn romano viendo como Jeszs morma comprendis que era el Hijo de Dios (cfr. Mc 15,39), tambiin nosotros, viendo y contemplando el Crucifijo, podemos comprender quiin es realmente Dios, que revela en Il la medida de su amor hacia el hombre (cfr. Redemptor hominis, 9). Pasisn quiere decir amor apasionado, que en el darse no hace calculos: la pasisn de Cristo es el culmen de toda su existencia dada a los hermanos para revelar el corazsn del Padre. La Cruz, que parece alzarse desde la tierra, en realidad cuelga del cielo, como abrazo divino que estrecha al universo. La Cruz +se manifiesta como centro, sentido y fin de toda la historia y de cada vida humana; (Evangelium vitf, 50).

+Uno muris por todos; (2 Cor 5,14); Cristo +se entregs por nosotros como oblacisn y vmctima de suave aroma; (Ef 5,2). Detras de la muerte de Jeszs hay un designio de amor, que la fe de la Iglesia llama misterio de la redencisn: toda la humanidad esta redimida, es decir liberada de la esclavitud del pecado e introducida en el reino de Dios. Cristo es Seqor del cielo y de la tierra. Quien escucha su palabra y cree en el Padre, que lo envis al mundo, tiene la vida eterna (cfr. Jn 5,24). Il es +el cordero de Dios que quita el pecado del mundo; (Jn 1,29.36), el sumo Sacerdote que, probado en todo como nosotros, puede compadecer nuestras debilidades (cfr. Heb 4,14ss) y, hecho perfecto a travis de la experiencia dolorosa de la cruz, es +causa de salvacisn eterna para todos los que le obedecen; (Heb 5,9).

3. Queridos jsvenes, frente a estos grandes misterios aprended a tener una actitud contemplativa. Permaneced admirando extasiados al reciin nacido que Marma ha dado a luz, envuelto en paqales y acostado en un pesebre: es Dios mismo entre nosotros. Mirad a Jeszs de Nazaret, por algunos acogido y por otros vilipendiado, despreciado y rechazado: es el Salvador de todos. Adorad a Cristo, nuestro Redentor, que nos rescata y libera del pecado y de la muerte: es el Dios vivo, fuente de la Vida.

!Contemplad y reflexionad! Dios nos ha creado para compartir su misma vida; nos llama a ser sus hijos, miembros vivos del Cuerpo mmstico de Cristo, templos luminosos del Espmritu del Amor. Nos llama a ser suyos: quiere que todos seamos santos. Queridos jsvenes, !tened la santa ambicisn de ser santos, como Il es santo!

Me preguntariis: ?pero hoy es posible ser santos? Si sslo se contase con las fuerzas humanas, tal empresa serma sin duda imposible. De hecho conociis bien vuestros ixitos y vuestros fracasos; sabiis qui cargas pesan sobre el hombre, cuantos peligros lo amenazan y qui consecuencias tienen sus pecados. Tal vez se puede tener la tentacisn del abandono y llegar a pensar que no es posible cambiar nada ni en el mundo ni en sm mismos.

Aunque el camino es duro, todo lo podemos en Aquel que es nuestro Redentor. No os dirijais a otro si no a Jeszs. No busquiis en otro sitio lo que sslo Il puede daros, porque +no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos; (Hc 4,12). Con Cristo la santidad proyecto divino para cada bautizado es posible. Contad con il, creed en la fuerza invencible del Evangelio y poned la fe como fundamento de vuestra esperanza. Jeszs camina con vosotros, os renueva el corazsn y os infunde valor con la fuerza de su Espmritu.

Jsvenes de todos los continentes, !no tengais miedo de ser los santos del nuevo milenio! Sed contemplativos y amantes de la oracisn, coherentes con vuestra fe y generosos en el servicio a los hermanos, miembros activos de la Iglesia y constructores de paz. Para realizar este comprometido proyecto de vida, permaneced a la escucha de la Palabra, sacad fuerza de los sacramentos, sobre todo de la Eucaristma y de la Penitencia. El Seqor os quiere apsstoles intripidos de su Evangelio y constructores de la nueva humanidad. Pero ?csmo podriis afirmar que creiis en Dios hecho hombre si no os pronunciais contra todo lo que degrada la persona humana y la familia? Si creiis que Cristo ha revelado el amor del Padre hacia toda criatura, no podiis eludir el esfuerzo para contribuir a la construccisn de un nuevo mundo, fundado sobre la fuerza del amor y del perdsn, sobre la lucha contra la injusticia y toda miseria fmsica, moral, espiritual, sobre la orientacisn de la polmtica, de la economma, de la cultura y de la tecnologma al servicio del hombre y de su desarrollo integral.

4. Deseo de corazsn que el Jubileo, ya a las puertas, sea una ocasisn propicia para una gran renovacisn espiritual y para una celebracisn extraordinaria del amor de Dios por la humanidad. Desde toda la Iglesia se eleve +un himno de alabanza y agradecimiento al Padre, que en su incomparable amor nos ha concedido en Cristo ser conciudadanos de los santos y familiares de Dios (Ef 2,19); (Incarnationis mysterium, 6). Nos conforta la certeza manifestada por el apsstol Pablo: Si Dios no perdons a su propio Hijo, sino que le entregs por todos nosotros, ?csmo no nos dara con il todas las cosas? ?Quiin nos separara del amor de Cristo? En todos los acontecimientos de la vida, incluso la muerte, salimos vencedores, gracias a aquel que nos ams hasta la Cruz (cfr. Rm 8,31-37).

El misterio de la Encarnacisn del Hijo de Dios y el de la Redencisn por il llevada a cabo para todas las criaturas constituyen el mensaje central de nuestra fe. La Iglesia lo proclama ininterrumpidamente durante los siglos, caminando +entre las incomprensiones y las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios; (S. Agustmn, De Civ. Dei 18,51,2; PL 41,614) y lo confma a todos sus hijos como tesoro precioso que cuidar y difundir.

Tambiin vosotros, queridos jsvenes, sois destinatarios y depositarios de este patrimonio: +Ista es nuestra fe. Ista es la fe de la Iglesia. Y nosotros nos gloriamos de profesarla, en Jesucristo nuestro Seqor; (Pontifical Romano, Rito de la Confirmacisn). Lo proclamaremos juntos en ocasisn de la prsxima Jornada Mundial de la Juventud, a la que espero que participariis en gran nzmero. Roma es ciudad santuario, donde la memoria de los Apsstoles Pedro y Pablo y de los martires recuerdan a los peregrinos la vocacisn de todo bautizado. Ante el mundo, el mes de agosto del prsximo aqo, repetiremos la profesisn de fe del apsstol Pedro: +Seqor, ?donde quiin vamos a ir? Tz tienes palabras de vida eterna; (Jn 6,68) porque +Tz eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo; (Mt 16,16).

Tambiin a vosotros, muchachos y muchachas, que seriis los adultos del prsximo siglo, se os ha confiado el Libro de la Vida, que en la noche de Navidad de este aqo el Papa, siendo el primero que cruzara la Puerta Santa, mostrara a la Iglesia y al mundo como fuente de vida y esperanza para el tercer milenio (cfr. Incarnationis mysterium, 8). Que el Evangelio se convierta en vuestro tesoro mas apreciado: en el estudio atento y en la acogida generosa de la Palabra del Seqor encontrariis alimento y fuerza para la vida de cada dma, encontrariis las razones de un compromiso sin lmmites en la construccisn de la civilizacisn del amor.

5. Dirijamos ahora la mirada a la Virgen Madre de Dios, a quien la devocisn del pueblo cristiano le ha dedicado uno de los monumentos mas antiguos y significativos que se conservan en la ciudad de Roma: la basmlica de Santa Marma Mayor.

La Encarnacisn del Verbo y la redencisn del hombre estan estrechamente relacionadas con la Anunciacisn, cuando Dios le revels a Marma su proyecto y encontrs en ella, joven como vosotros, un corazsn totalmente disponible a la accisn de su amor. Desde hace siglos la piedad cristiana recuerda todos los dmas, recitando el Angelus Domini, la entrada de Dios en la historia del hombre. Que esta oracisn se convierta en vuestra oracisn, meditada cotidianamente.

Marma es la aurora que precede el nacimiento del Sol de Justicia, Cristo nuestro Redentor. Con el sm de la Anunciacisn, abriindose totalmente al proyecto del Padre, Ella acogis e hizo posible la encarnacisn del Hijo. Primera entre los discmpulos, con su presencia discreta acompaqs a Jeszs hasta el Calvario y sostuvo la esperanza de los Apsstoles en espera de la Resurreccisn y de Pentecostis. En la vida de la Iglesia continza a ser mmsticamente Aquella que precede el adviento del Seqor. A Ella, que cumple sin interrupcisn el ministerio de Madre de la Iglesia y de cada cristiano, le encomiendo con confianza la preparacisn de la XV Jornada Mundial de la Juventud. Que Marma Santmsima os enseqe, queridos jsvenes, a discernir la voluntad del Padre del cielo sobre vuestra existencia. Que os obtenga la fuerza y la sabidurma para poder hablar a Dios y hablar de Dios. Con su ejemplo os impulse para ser en el nuevo milenio anunciadores de esperanza, de amor y de paz.

En espera de encontraros en gran nzmero en Roma el prsximo aqo, +os encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados; (Hc 20,32) y de corazsn, con gran cariqo, os bendigo a todos, junto a vuestras familias y las personas queridas.

Desde el Vaticano, 29 de junio de 1999, Solemnidad de los santos Apsstoles Pedro y Pablo

Joannes Paulus P.P. II



-- Enrique Ortiz (eaortiz@yahoo.com), August 25, 2000.


XV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD ROMA 2000 UN ACONTECIMIENTO EN EL GRAN JUBILEO PROGRAMA PASTORAL

+Queremos ver a Jeszs; (Jn 12,21)

El contexto de referencia

1. Las Jornadas Mundiales de la Juventud desde el principio hasta hoy  Roma (1984), Buenos Aires (1987), Santiago de Compostela (1989), Czestochowa (1991), Denver (1993), Manila (1995), Parms (1997)  han demostrado ser acontecimientos providenciales, momentos de gracia para muchos jsvenes, ocasiones privilegiadas para redescubrir y profesar la fe en Cristo, para estrechar la comunisn con la Iglesia, para sentirse llamados al compromiso de la nueva evangelizacisn en el mundo. Las Jornadas han sido acontecimientos misioneros y pastorales de primer orden, estimulando en las Iglesias particulares una renovada atencisn a los jsvenes, con objetivos y contenidos de amplio horizonte eclesial, espiritual y cultural.

Ahora este don de Dios ha sido propuesto por el Santo Padre en el corazsn del gran Jubileo que celebra el segundo milenio de la encarnacisn de Cristo, para que las jsvenes generaciones, a las que pertenece +el futuro del mundo y de la Iglesia;, puedan de una forma nueva encontrar a Cristo que los espera y, de este modo, +aportar su propia contribucisn para su presencia en el prsximo siglo; (Tertio millennio adveniente, 58). Por esto la Jornada Mundial de la Juventud de Roma en el 2000 se propone como una experiencia de fe, que hay que comprender y vivir en el espmritu y con los significados del Jubileo, convirtiindose de esta forma en el Jubileo de la +Iglesia joven;.

+La Palabra se hizo carne, y habits entre nosotros; (Jn 1,14)

El cuadro teolsgico

2. El fundamento teolsgico y centro inspirador de la Jornada Mundial de la Juventud lo da el tema elegido por el Santo Padre: +La Palabra se hizo carne, y habits entre nosotros; (Jn 1,14). Esta afirmacisn del cuarto evangelio, asm como todo el prslogo del mismo Evangelio, donde se sitza, ponen en evidencia la salvacisn que viene de Dios, que es absolutamente necesaria y al mismo tiempo imprevisiblemente gratuita y generosamente donada. La encarnacisn del Verbo indica el inicio de la redencisn de la humanidad y del cosmos, que alcanzara su plenitud en la Pascua de muerte y resurreccisn y con el don del Espmritu Santo.

En la lectura de fe acogemos la divina economma o proyecto de salvacisn dentro del misterio:

Jesucristo, Palabra del Padre, hecho hombre, es el don mas grande que Dios ha ofrecido a la humanidad: +Porque tanto ams Dios al mundo que dio a su Hijo znico, para que todo el que crea en il no perezca, sino que tenga vida eterna; (Jn 3,16). Cristo es contemporaneamente la respuesta mas fiel del hombre a Dios, en cuanto hijo obediente a la voluntad del Padre, desde su encarnacisn hasta la entrega total de sm mismo en la cruz: +Me has formado un cuerpo [...]. Entonces dije: !He aqum que vengo [...] a hacer, oh Dios, tu voluntad!; (Heb 10,5.7). Cristo no conserva para sm el amor y la misisn del Padre, sino que hace partmcipes de ello a cuantos creen en Il. La noche de Pascua anuncia a sus discmpulos: +Como el Padre me envis, tambiin yo os envmo;; y les dio su Espmritu para una vida nueva, libre del pecado y del mal (cfr. Jn 20,21-22). De esta forma un extraordinario cmrculo de comunisn misionera, animada por el Espmritu Santo, actza y mueve la historia de la humanidad: el Padre dona al Hijo al mundo (cf. Rm 8,32); el Hijo corresponde al Padre, entregandose a sm mismo a Il por nosotros (cf. Jn 19,30); los discmpulos, siguiendo el mandato de Jeszs, llevan su Evangelio a todos los pueblos, con la certeza de su compaqma, hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,19-20).

3. La Iglesia se reconoce en esta dinamica de don-respuesta y la vive desde aspectos diversos:

La expresa de forma visible y pzblica en el camino de fe y de vida cristiana (por ejemplo con el catecumenado), de forma especial a travis de la transmisisn y acogida consciente del Smmbolo de la fe; la celebra cada domingo, dma del Seqor y Pascua semanal. La coloca como fundamento de su vocacisn misionera, para que todos los hombres puedan descubrir el gozo del don y la responsabilidad de la respuesta: +Gratis lo recibisteis; dadlo gratis; (Mt 10,8). La experimenta en el ejercicio continuo del perdsn, acogido y ofrecido a todos. Consciente de que la concreta posibilidad de pecado consiste siempre en una equivocada respuesta de rechazo e infidelidad del hombre a los grandes dones recibidos de Dios, la Iglesia confiesa que todo creyente en Cristo esta expuesto a este peligro a causa de su fragilidad: +En el mundo estaba, y el mundo no la conocis. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron; (Jn 1,10- 11). 4. Estrechamente relacionado con el tema general y como una consecuencia de il surge la idea madre y smntesis de toda la Jornada: reconocer y vivir la fe como don-respuesta a Dios en Jesucristo, la Palabra hecha carne.

Ista encuentra en la transmisisn (traditio) y retransmisisn (redditio) del Smmbolo (Credo) una de las formas mas altas y expresivas tanto de la profesisn pzblica de fe en la Iglesia, cuanto de su testimonio en el mundo. En este +icono;, netamente bmblico e histsrico-eclesial, se inspiraran los distintos momentos de la Jornada, culminando en la celebracisn de la vigilia y en la solemne Celebracisn Eucarmstica conclusiva.

Cristo busca a los jsvenes los jsvenes encuentran a Cristo (cf. TMA, 58)

El cuadro pastoral

5. Entendida y vivida como transmisisn-retransmisisn de la fe, la Jornada Mundial de la Juventud expresa eficazmente su significado mediante los distintos aspectos que la caracterizan dentro del Gran Jubileo:

Globalmente se manifiesta como acontecimiento intrmnsecamente misionero: el amor del Padre renueva en el Espmritu el don del Hijo a los jsvenes del mundo, los estimula a una eleccisn libre y fiel, los envma a transmitir la +buena noticia; en el milenio que inicia: +Lo que existma desde el principio, lo que hemos omdo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, pues la Vida se manifests, y nosotros lo hemos visto y damos testimonio...os lo anunciamos; (1Jn 1,1-3). Pasa a ser experiencia fuerte de conversisn, de reconciliacisn, de perdsn, de alegrma de pasar al tercer milenio a travis de Cristo, puerta de la salvacisn. Se alimenta con un momento singular de gracia: el encuentro con la viva memoria de la fe, representada por los apsstoles Pedro y Pablo y por los primeros martires de la Iglesia. Recibe directamente de las manos del Papa el mandato a transmitir la fe recibida con el compromiso de una coherente vida de testimonio y anuncio de Cristo en el mundo. Entra en la historia de cada joven como singular anuncio evangilico de paz, de libertad, de esperanza, de llevar consigo al pasar el umbral del tercer milenio como don para la humanidad del futuro. En smntesis, el Jubileo y Roma representan para los jsvenes el tiempo y el lugar propicios como nunca hasta ahora para una experiencia cristiana znica en su ginero: la fe, manifestada en cierto modo como invocacisn en sus deseos y preguntas, viene ahora alcanzada y donada en la fuente de Cristo salvador, viene profesada sobre las tumbas de los apsstoles y de los martires, viene confirmada por el Papa que se la entrega de nuevo a los jsvenes, para que llegue a ser la razsn sustancial de su vida y de su esperanza, es mas, para que sean sus valientes testigos y anunciadores en el tercer milenio cristiano, en todo el mundo, en toda cultura, hacia toda criatura.

6. La Jornada Mundial de la Juventud, con su denso significado jubilar, no tiene que ser algo extraqo al mundo juvenil, porque de por sm no lo es. De hecho +con la encarnacisn, el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre; (Gaudium et spes, 22). Por esto Jesucristo +es el camino principal de la Iglesia. Il mismo es nuestro camino a la casa del Padre (cf. Jn 14,1ss), y es tambiin el camino hacia cada hombre; (Redemptor hominis, 13).

En estos dos mil aqos el Verbo se ha encarnado realmente en cada pueblo, cultura y tradicisn, ha puesto su morada en medio de cada nacisn de la tierra y tambiin llama a cada hombre y mujer a abrirle el propio corazsn y la propia vida. En el dinamismo de la Jornada Mundial de la Juventud cada joven esta llamado a descubrir y renovar los grandes momentos del camino de fe iniciado y vivido en la propia comunidad de origen: en familia, en la parroquia, en los grupos eclesiales etc., con sentimientos de profunda gratitud a Dios, con el gozo de compartir los dones, con la plena participacisn en tareas concretas:

La memoria de la fe recibida en la propia Iglesia local y experimentada como acontecimiento de unidad y de comunisn con la Iglesia universal, ahora se hace nmtida y consciente y recibe del Papa, sucesor de Pedro, confirmacisn de verdad y de comunisn. Cada uno eleva a Dios una confesisn humilde y sincera de las propias debilidades y pecados, pidiendo sincero perdsn y gustando su misericordia de Padre. Cada uno esta invitado a expresar la acogida incondicionada al Evangelio de Jesucristo segzn la fe de la Iglesia, recorriendo caminos especmficos de fe, animados por los recursos propios de los jsvenes, como la percepcisn de los nuevos problemas de la existencia, la bzsqueda de nuevas motivaciones para vivir y para creer, el uso de lenguajes y signos nuevos, el valor de las opciones, un sincero don de sm mismo hacia los pobres y oprimidos. La renovada transmisisn de la fe viene acogida con un solemne compromiso de retransmisisn lleno de frutos (cf. Jn 15,18), dando testimonio de ella a todos, sobre todo a los jsvenes coetaneos que, aunque desean abrir su vida a la trascendencia, no encuentran respuestas adecuadas en la cultura donde estan inmersos. Esta responsabilidad misionera sera vivida como +comienzo del Evangelio de Jesucristo; (Mc 1,1) en el tercer milenio, imitando en todo a Jeszs en medio de la gente; atentos a las preguntas, a las aspiraciones, a las necesidades de los demas; orientandoles a Il con el anuncio y el testimonio de la caridad. De esta forma cada joven reconoce que su vida, su cotidianidad, tan llena de aspiraciones y no raramente marcada por las desilusiones y por el dolor, se convierte en lugar de encuentro con Cristo, que le mira, le ama, le invita a seguirlo, al servicio del vasto mundo de los pobres y de los infelices, sobre todo de los jsvenes, con los recursos de todos los dones talentos de naturaleza y de gracia que ha recibido y que este Gran Jubileo manifiesta y confirma: +Jeszs, fijando en il su mirada, le ams y le dijo: una cosa te falta: anda, cuanto tienes vindelo y daselo a los pobres y tendras un tesoro en el cielo; luego, ven y smgueme; (Mc 10,21).

+Y vosotros, ?quiin decms que soy yo?; (Mc 8,29)

El cuadro operativo

7. La dinamica de la transmisisn-retransmisisn de la fe, recorre e inspira todas las fases de la Jornada Mundial de la Juventud, desde el camino de preparacisn hasta su celebracisn en Roma. Con este fin se tendra presente que la Jornada Mundial de la Juventud del 2000 se celebrara en Roma, ciudad santuario, donde la memoria viva de los apsstoles Pedro y Pablo, de los martires y de los confesores de la fe y la presencia y el magisterio del Papa hablan directamente a quien se hace peregrino en ella. El lugar en sm mismo representa para los jsvenes una catequesis en acto de valorizar oportunamente. Roma, ademas, es la discesis del Papa, no sslo un conjunto de recuerdos y memorias, sino una comunidad eclesial viva, que en el 2000 se prepara para acoger a los jsvenes de todo el mundo para un mutuo intercambio de dones.

La fase de preparacisn: los jsvenes estan invitados a tomar conciencia de la memoria fidei en su Iglesia particular, a abrirse a la unidad de la fe y a los dinamismos misioneros de la Iglesia universal, a confrontarla con el hoy de la historia y a acoger los nuevos retos urgentes que esto conlleva para su vida en Cristo y en la Iglesia y para su testimonio misionero. Las catequesis en Roma: dos de ellas, propuestas por Obispos segzn la fsrmula tradicional en varios puntos de la ciudad, invitaran a los jsvenes a reflexionar sobre la transmisisn- retransmisisn de la fe personal y sobre la dimensisn eclesial de la fe recibida; la tercera catequesis asumira la forma de una peregrinacisn de caracter penitencial, hacia la Puerta Santa en la Basmlica de San Pedro, signo de Cristo +Yo soy la puerta; si uno entra por mm, estara a salvo; entrara y saldra y encontrara pasto; (Jn 10,9) e incluira una celebracisn penitencial con la posibilidad de recibir el sacramento de la Reconciliacisn individualmente, el contacto con los signos de la memoria fidei de los martires de Roma, la oracisn y la professio fidei sobre la tumba del apsstol Pedro, el esfuerzo de la peregrinacisn que hace vivir la espera en la esperanza del encuentro definitivo con el Seqor. Propuestas de encuentros y experiencias espirituales y culturales: promovidos por parroquias, movimientos, asociaciones, grupos, realidades eclesiales, se tendran por las tardes y al anochecer, en iglesias y lugares previamente establecidos. El dma anterior a la Vigilia se previ la celebracisn del Via Crucis en los distintos barrios y plazas de la ciudad y, para una representacisn limitada de jsvenes, uno que ira desde los Foros Imperiales hasta el Coliseo. La Vigilia: en ella la dinamica de la transmisisn-retransmisisn de la fe, se expresara a travis de las dimensiones de la narracisn, poniendo en el centro la memoria, la fidelidad y la novedad de la fe en Jesucristo y dando voz a los testigos de la fe en la historia de hoy: Marma en primer lugar, los santos apsstoles Pedro y Pablo, los santos y martires de la iglesia de Roma y de Italia en particular; del dialogo entre el Papa y los jsvenes, sobre sus preguntas y esperanzas en relacisn a la fe en el umbral del tercer milenio; de la celebracisn para transmitir a los jsvenes la fe pera que la expresen con los distintos lenguajes caractermsticos del mundo juvenil. La celebracisn eucarmstica final: en ella radican y se expresan la gracia y el compromiso misionero de la traditio-redditio, manifestados en el mandato solemne del Papa a los jsvenes. Ista constituye el culmen de toda la Jornada, en cuanto ofrece al joven, en la Palabra y en el Sacramento, el centro de la fe de la Iglesia, es decir, la presencia viva y perenne del Verbo hecho carne, Salvador del mundo, +znico camino de acceso al Padre; (Tertio millennio adveniente, 55). La Eucaristma es tambiin la fuente de donde brota la respuesta de una fe vivida y anunciada a todos: +Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurreccisn. !Ven, Seqor Jeszs!; (Misal Romano, Plegaria eucarmstica). * * *

En smntesis, la Jornada Mundial de la Juventud del 2000 quiere ser una fuerte y atrayente experiencia de transmisisn y retransmisisn de la fe, cuyos protagonistas son los jsvenes con toda la carga de novedad y de futuro que expresan y de la que dan testimonio en la Iglesia y en el mundo.

Email: gmg@laity.va



-- Enrique Ortiz (eaortiz@yahoo.com), August 25, 2000.


Amigo Rafael: aparte de los mensajes que he copiado aqzi antes, va otro que si que te va a interesar mucho. Muistralos a tu tmo, le hara bien.

LAS LECCIONES DE LAS JORNADAS MUNDIALES DE LA JUVENTUD Habla monseqor Rylko, Secretario del Pontificio Consejo para los Laicos

CIUDAD DEL VATICANO, 25 agosto (ZENIT.org-FIDES).- Terminadas las Jornadas Mundiales de la Juventud, que reunieron en Tor Vergata a dos millones de jsvenes, ha llegado la hora de hacer el balance. El arzobispo Stanislaw Rylko, secretario del Consejo Pontificio para los Laicos, fue invitado, junto con los organizadores del encuentro, a almorzar con el Papa en Gastel Gandolfo.

?Csmo se encontraba el Papa el +dma despuis;? +Contento --responde monseqor Rylko, originario de Polonia y cercano colaborador del Papa desde hace dicadas--. Nos express su agradecimiento a todos. Las JMJ son verdaderamente una criatura suya: son fruto de su historia personal, desde los aqos ciencuanta, cuando trabajaba con los universitario de Cracovia. Cuando el Papa dice que los jsvenes son su esperanza, la esperanza de la Iglesia, no esta lanzando un eslogan, afirma una experiencia suya como pastor. Y los jsvenes le responden. El lunes 21, el Papa tuvo que asomarse tres veces a la ventana. Habman llegado a Castel Gandolfo peregrinos de la JMJ que gritaban, aplaudman y rezaban bajo las ventanas de la villa pontificia. Y il no permanecis indiferente: se asoms, los bendijo, los saluds;.

--El Jubileo de los Jsvenes en Roma ha sorprendido a todos

--La JMJ 2000 ha sido sobre todo un don del gran Jubileo para la Iglesia, el mundo y los mismos jsvenes. Ha sido un evento de colaboracisn entre Dios, particularmente presente en el Aqo Jubilar, y los jsvenes, que respondieron con entusiasmo. Dios, cuando dona, sorprende siempre por su generosidad. Este elemento de sorpresa y estupor estuvo muy presente en Roma, en Tor Vergata, en San Pedro, en el Viacrucis, en la Puerta Santa, pero, sobre todo, en el Circo Maximo, donde miles de jsvenes se acercaron al sacramento de la reconciliacisn. Ha sido un don enorme, cuyo significado hay que entenderlo. Por eso, la JMJ no concluys el 20 de agosto.

La JMJ de Roma ha sido tambiin un signo grande de la Iglesia que se hace presente en los jsvenes, un signo de la juventud de la Iglesia. El Santo Padre lo repite con frecuencia: las JMJ son un espejo para la Iglesia; en ellas manifiesta al mundo su rostro joven, su lozanma, la novedad de un mensaje que no envejece: Jesucristo es siempre actual, su palabra no cae nunca en saco roto, produce frutos en toda generacisn. Es un gran signo de los tiempos: la Iglesia ha descubierto que es atrayente para los jsvenes.

Pero la JMJ es tambiin un signo para el mundo: estos jsvenes son distintos de los del pasado. La expresisn Papa-boys es algo vanal, pero tiene algo de verdad: la mayor parte de los jsvenes presentes en Roma son hijos de su pontificado, tienen la edad del pontificado de Juan Pablo II, son verdaderamente la generacisn del Papa. Los jsvenes estan sincronizados con este Papa, lo siguen y se fman de il. Si alguien quisiera hacerse una idea de los jsvenes de hoy -con los accidentes de los fines de semana, la droga, la delincuencia- obtendrma una imagen triste y sin futuro. En mi opinisn, esta imagen triste no es completa, al contrario, es falsa. Hay una nueva ola, una juventud diversa de la presentada por los medios de comunicacisn, diversa tambiin de la de sus padres. Muchos jsvenes participantes en la JMJ tienen padres no creyentes. Hay una generacisn nueva que descubre lo que sus padres no descubrieron ni valorizaron. Despuis de la generacisn del 68 tenemos la generacisn de Juan Pablo II.

--Tampoco ustedes se esperaban una participacisn asm

--La participacisn tuvo dos aspectos: cuantitativo y cualitativo. Para el mundo de los medios de comunicacisn, la participacisn cuantitativa es mas convincente. Y fue sorprendente. Dios ha dado una seqal: esta creciendo una nueva generacisn de jsvenes que buscan al Seqor o que lo han encontrado; jsvenes que ven en la Iglesia su propia casa y que han encontrado en Juan Pablo II un guma espiritual, a quien aman y de quien se fman.

Pero la dimensisn cualitativa es mas sorprendente azn. Escuchando a los obispos y a los mismos jsvenes, puedo decir que ha sido una JMJ vivida de rodillas. Esto es una seqal profunda de los jsvenes dirigida a sus coetaneos. Los jsvenes han evangelizado, incluso sin palabras: esperando durante horas en la plaza de San Pedro, participando en las catequesis con recogimiento, acercandose al sacramento de la reconciliacisn. El del Circo Maximo fue el signo del testimonio mas radical. Lo mismo sucedis en el encuentro de Tor Vergata, donde no obstante el cansancio, la fatiga, el calor, los jsvenes supieron recogerse y rezar.

--La Iglesia es reducida con frecuencia a predicadora de valores, reglas, activismo (justicia, paz, ecologma, etc.), pero parecerma que nos olvidamos de lo esencial. En esta JMJ ha sucedido algo especial

--En esta JMJ ha sido fundamental la pregunta de Juan Pablo II en la plaza de San Pedro: +?Qui habiis venido a hacer aqum? ?A quiin habiis venido a buscar?;. El Papa enfocs la JMJ en el encuentro con Jesucristo. Yo veo este fensmeno de las confesiones como la respuesta mas adecuada al desafmo lanzado por el Papa: el Seqor se encuentra de modo mas mntimo y verdadero con el joven en la confesisn y en la conversisn del corazsn. El Santo Padre habls tambiin de +laboratorio de la fe;. Esta JMJ ha sido un +laboratorio;, un itinerario intenso que conduce a la persona hacia la opcisn por la fe. Naturalmente no hay que contraponer la experiencia del encuentro con Jesucristo con las consecuencias practicas de esta fe. Pero es justo subrayar la ramz, el descubrimiento de Jesucristo. Lo demas no es mas que la consecuencia. Pero, si se construye partiendo de las consecuencias, la construccisn se derrumba.

--Y los medios de comunicacisn, ?csmo han percibido este encuentro de los jsvenes con el Papa?

--Sslo hacia el final comprendieron que la relacisn del Papa con los jsvenes no era una manipulacisn. Juan Pablo II ayuda a los jsvenes a abrir su corazsn a Jesucristo. Los polmticos, en cambio, ven a los jsvenes de modo utilitarista, manipulandolos sin interesarse por ellos. Aqum esta la diferencia: en la verdad y en la sinceridad. Los jsvenes lo perciben: llegan a estos encuentros mundiales, se encuentran con el Papa y saben que el Papa no hace calculos escondidos sobre ellos, sino que busca znicamente su bien mas profundo.

--?Qui es lo que tienen que aprender los pastores de estas JMJ?

--Durante las JMJ se propone un mitodo pastoral juvenil: centrarse en lo esencial. A veces hablamos a los jsvenes de mil cosas, muy atrayentes --en nuestra opinisn--, pero olvidamos que el primer derecho de los jsvenes es que se les hable de Jesucristo y de su Evangelio. Creo que esto lo han comprendido sobre todo los movimientos eclesiales: en la pastoral juvenil es necesario el anuncio directo de Jesucristo. Ciertamente se necesitan tambiin otros contenidos, pero istos, sin el anuncio, no son mas que espuma sin contenido.

En la pastoral juvenil mucho depende tambiin de los educadores, de csmo ellos mismos viven la fe y de csmo han encontrado al Seqor. Si uno ha encontrado a Cristo y su vida ha cambiado radicalmente sera un buen educador, porque comunicara lo que vivis.

Otro elemento que hay que comprender --el Santo Padre le da mucha importancia--, es la comprensisn de la belleza de la juventud en la vida del hombre. Es un permodo de la vida muy especial. Por eso hay que dedicar a la pastoral juvenil los mejores recursos.

Y, finalmente, la radicalidad. Dice el Papa: +Yo soy amigo de los jsvenes, pero un amigo exigente;. No se es amigo si se consiente todo, si se aplaude todo lo que dicen y quieren. A veces los jsvenes dicen que quieren cosas que, en el fondo, ellos mismos no aceptan. El Papa no tiene miedo de pedirles que sean santos, que sean puros antes del matrimonio, que se decidan por una vocacisn consagrada. A veces, entre los mismos sacerdotes, se toman como criterio las expectativas de los jsvenes, lo que parece que les gusta. Pero lo que se quiere no expresa la verdad mas profunda. Es preciso aceptar a los jsvenes, pero es importante aceptarlos en el amor y la verdad, llamando al pan, pan, y al vino, vino. ZS00082512



-- Enrique Ortiz (eaortiz@yahoo.com), August 26, 2000.


Rafael, no si si entiendas el inglis. Hay una carta en este foro dirigida por un tal Sr. Wolfe al The Wall Street Journal que dice mas o menos lo que tu tmo piensa. Probablente tu pariente se alimenta de mensajes como ese y por lo mismo tiene un modo tan distorsionado de ver las cosas en cuanto a lo catslico se refiere. Si puedes liela , asm como las respuestas que ahm se dan. Te hara bien.

Enrique

-- Enrique Ortiz (eaortiz@yahoo.com), August 27, 2000.



hkmbklxnbljndfmv xchbven gvihdfvopdnv nvkrnfñ fñk ..nv. dnvjdfnl dkhlbk ipvdb kvc i0n kc ncvo nocnfn ovcn ovcn jlnvd´l ndjn ñdvn ñs kñ ñk nbkñ

-- kokir fola do masdo (kokoa@msm.com), December 03, 2001.

Despues de ver el ultimo mensaje uno se pregunta si este cuate no esta un poko loko en el koko. (He notado que si pones aentos en espanol la escritura se distorciona)

Enrique

-- Enrique Ortiz (eaortiz@yahoo.com), December 04, 2001.


No, don Enrique! Ya vemos, koko nos conversa en 'lenguas'-- Es carismatico! Pero carismatico con uso de ordenador; HA!

-- eugene c. chavez (chavezec@pacbell.net), December 04, 2001.

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